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Cuando las buenas noticias vuelven a serlo y las negativas ya no son bienvenidas

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Por Principal Chile
05 de Agosto de 2024

Introducción

Las últimas jornadas hemos visto un aumento relevante en la volatilidad de los mercados, con sesiones en que las bolsas evidencian fuertes pérdidas, seguidas de otras con relevantes alzas, específicamente el día de hoy las bolsas caían nuevamente. En Principal nos encontramos monitoreando activamente la situación de los mercados con el fin de mantenerte debidamente informado y por eso hemos preparado este análisis que resume lo que ha pasado en los mercados hasta ahora y dejamos nuestra reflexión de cómo enfrentar estos vaivenes.

Una forma de apreciar el incremento en la volatilidad que se está viviendo, es a través del índice VIX (Chicago Board Options Exchange Market Volatility Index). Cuando el VIX va a la baja la señal que se obtiene es que los inversionistas se encuentras más confiados respecto del rumbo de los mercados, por el contrario, cual el índice sube, es una señal de mayor volatilidad, de incertidumbre, y de que la percepción de riesgo se incrementa. El día de hoy el VIX registró una importante, aunque momentánea, alza, y si bien alcanzó niveles similares a los que registrara el año 2008 luego de la quiebra de Lehman Brothers o del momento más álgido de la crisis por la pandemia del Covid en 2020, en esta ocasión no pareciera necesariamente haber algo que lo respaldase. En aquellas ocasiones existía un gatillante claro que justificaba algo así, justificación que en esta pasada no pareciera existir, pudiendo entonces atribuirse a una sobrerreacción. Entonces, ¿qué podría estar pasando?

Inflación, empleo, tasas de interés y más…

Esta mayor volatilidad en Estados Unidos se da en medio de una inflación que, luego de una detención durante el primer trimestre, ha vuelto a converger de manera algo más decidida hacia la meta de la Reserva Federal del 2,0%. A esto se asocia una economía que, aun cuando sigue gozando de una resiliencia relevante, ha comenzado a dar algunas señales (más o menos incipientes dependiendo del sector) de desaceleración, dentro de las cuales el mercado presta especial atención al empleo. Lo anterior ocurre porque la Reserva Federal cuenta con la particularidad de tener una meta dual, en donde al objetivo clásico de inflación, se suma uno en este caso que responde a favorecer el pleno empleo. Lo anterior ha implicado que mientras Estados Unidos siguiera mostrando fortaleza por el lado del mercado laboral, la Fed tuviera todos los incentivos a seguir con una política monetaria más restrictiva para controlar más decididamente las presiones por el lado de los precios.

De este modo, la reactivación de la convergencia inflacionaria hacia la meta, sumado a una creación de empleo menos boyante, llevan al mercado a configurar un escenario en donde la Reserva Federal podría ya empezar a recortar sus tasas de interés. Este escenario ha ido ganando, con el paso de los días, probabilidad de ocurrencia, y el mensaje que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, entregara en la conferencia de prensa posterior a la reunión del mes de julio parece respaldarlo. De hecho, actualmente el mercado no solo tiene descontado un recorte en septiembre, sino que también disminuciones sucesivas en todas las reuniones de este año, siendo posible que en algunas de ellas la rebaja fuera de no solo 25 puntos, sino que de 50 puntos.

Adicionalmente a lo anterior, los últimos días hemos experimentado un recrudecimiento de algunos conflictos geopolíticos, destacando aquellos relacionados con medio oriente, lo cual, ha contribuido las últimas jornadas a incrementar la volatilidad de los mercados.

Una nueva etapa en el ciclo económico y de política monetaria

Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado en las últimas semanas que ha hecho que las expectativas se hayan movido así? Hasta hace unas semanas, antes que el mercado viera con tanta claridad un escenario de recortes de tasas de interés en el futuro inmediato, y la incertidumbre fuera muy elevada al respecto, nos encontrábamos en un momento algo paradójico (pero no necesariamente no visto con anterioridad) en el que las malas noticias económicas eran bien recibidas por los instrumentos financieros. Esta positiva recepción se basaba en la creencia de que cifras negativas a nivel macro podrían ser un indicio de un debilitamiento económico que llevara a la Reserva Federal a evaluar con mayor soltura la necesidad de relajar su restrictiva política monetaria. Lo inverso también era válido, en el sentido de que buenas cifras fueran valoradas negativamente por los mercados antes una menor probabilidad de recorte de tasas de interés.

Pues bien, pareciera que ya hemos dado vuelta la página de esta etapa, y las cifras han vuelto a ser valoradas de la forma en que intuitivamente pareciera ser la más racional, donde las malas noticias acarrean una mala reacción a nivel de instrumentos financieros y mercados. Lo anterior ocurre porque el foco del mercado, el cual actúa asimilando en los precios sus expectativas futuras, ya ha avanzado hacia la siguiente fase, en donde la preocupación ahora es si es que el Banco Central estadounidense logrará relajar la política monetaria de manera oportuna y sin que se alcance a producir una desaceleración más profunda de lo deseado y sobre la posibilidad de que el “soft landing” no sea puesto en peligro. De este modo la preocupación del mercado ahora es de timing, es decir, la pregunta que se hace es si la Reserva Federal va detrás de la curva o alineada con ella: ¿estarán aún a tiempo de comenzar a recortar las tasas de interés antes de que la economía se desacelere profundamente o están llegando tarde a ese encuentro?

Lo anterior hace que toda cifra por debajo de lo esperado sea interpretada como una respuesta negativa a esta pregunta, introduciendo mucha volatilidad a los mercados en esta etapa del ciclo económico y de política monetaria. Lo anterior se ve incentivado adicionalmente por otros factores que acrecientan la susceptibilidad de los mercados estadounidenses, como son una nueva temporada de resultados corporativos, un año electoral en la principal economía del planeta y conflictos geopolíticos.

¿Qué pudiésemos esperar para las próximas semanas?

Si bien es difícil aventurar lo que pueda acontecer a corto plazo, si existen algunos hechos a tener en consideración. (1) En primer lugar, la economía estadounidense sigue dando señales de fortaleza, y si bien existen algunos indicios de una desaceleración el escenario de un “soft landing” sigue estando presente. (2) Por otra parte, aun cuando algunas compañías bastante ilustres no han logrado satisfacer las expectativas de los analistas, llevándose parte importante de los titulares por ello, al analizar la temporada de resultados como un todo aún hay evidencia de un momentum positivo. Prueba de lo anterior es que con ya 1500 compañías estadounidenses habiendo reportado sus resultados, se sigue observando no solo crecimiento en ventas y utilidades, sino que también sorpresas positivas respecto de las expectativas iniciales. (3) A nivel de política estadounidense, si bien el ambiente se ha vuelto algo más incierto, con una elección presidencial que ha ganado en competitividad, un análisis histórico muestra que independiente del color político de quien ocupe la Casa Blanca, el mercado ha seguido con su tendencia al alza en el largo plazo. (4) El mercado ya especula en torno a una intervención extraordinaria por parte de la Reserva Federal, recortando tasas de interés antes de la reunión agendada para mediados de septiembre. Nuevamente, no estamos diciendo que no exista incertidumbre, sino que los fundamentos de largo plazo se mantienen relativamente estables.

Lo único cierto y que pareciera ser un hecho, es que la mayor volatilidad que todo lo anterior ha traído consigo nos acompañará al menos por una buena parte de esta segunda mitad de año. Si bien Estados Unidos se sigue viendo como un destino atractivo nos mantenemos atentos a la necesidad de realizar algún ajuste, aunque como hemos señalado otras veces, no siempre moverse al ritmo de los mercados es una buena decisión, sobre todo cuando los fundamentos no acompañan necesariamente lo que ocurre, como hasta ahora pareciera ser el caso. 

De todos modos, una buena manera de pasar por períodos de mayor volatilidad es contar con una adecuada diversificación. Respecto de lo anterior, los últimos días la renta fija ha presentado retornos positivos, jugando un papel relevante a la hora de estabilizar las carteras. En este sentido, la renta fija con grado de inversión, cuyos emisores cuentan con calificaciones crediticias más altas debiesen mostrase más resilientes en este ambiente, asset class que subiéramos en ponderación días atrás. A pesar de lo anterior, momentos como el actual también pueden ser visto como puntos de entrada atractivos, dado que los inversionistas tienden a sobre reaccionar antes eventos como el actual.

En Principal nos encontramos constantemente monitoreando tanto esta situación como todas aquellas que nos parece pudiera tener un impacto de cara a las inversiones con el fin de mantenerlos informados. De cara a eventos como el actual es que hemos ido preparando nuestras carteras para poder enfrentarlos del mejor modo y en caso de creerlo oportuno estaremos tomando las medidas que nos parezcan pertinentes y poniéndonos en contacto con usted. No obstante, lo anterior, es importante recalcar el hecho de que es poco recomendable tomar decisiones apresuradas y sin contar con toda la información sobre la mesa, lo anterior podría ocasionar mermas en los retornos de las inversiones y poner en duda la consecución de los objetivos financieros propuestos. Sumando todo lo anterior, en momentos como este, la visión de largo plazo y la diversificación suelen ser unos excelentes compañeros de viaje.

Equipo Principal

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