Cada cierto tiempo hay cosas que se ponen de moda. Aún recuerdo la década de los 80, con mis hermanas mayores usando el peinado del momento, los cuales hoy en día probablemente no volverían a usar. No olvido tampoco la moda de cuando estaba en el colegio: los tazos. Una especie de ficha redonda con distintos personajes que venían en los paquetes de papas fritas y con los que uno jugaba casi todos los recreos. Hoy me cuesta explicarle a mi hijo menor cuál era la gracia de los tazos. Este par de ejemplos cotidianos me ayudan a ilustrar el hecho de que la mayor parte de las modas son pasajeras dando paso luego a nuevas modas. Cuando hablamos de algo que perdura en el tiempo -o que sienta las bases para algo que se va desarrollando- y se transforma en algo más permanente ya estamos frente a una tendencia.
Qué duda cabe, por ejemplo, de que conceptos como la preocupación por el medio ambiente o la creciente toma de consciencia del impacto que tienen las decisiones tanto a nivel corporativo como gubernamental en el resto de la sociedad hace tiempo que dejaron de ser modas para transformarse en tendencias: fuerzas que llegaron para quedarse y para transformar crecientemente la manera en que vivimos, nos desarrollamos y tomamos determinaciones.
Evidentemente que el mundo económico, y más precisamente el financiero y de inversiones, no son ajenos a estos eventos. Es así como. por ejemplo, la preocupación por hacer de la sustentabilidad un aspecto relevante en la vida ha alterado la manera en que se enfoca la producción de bienes y servicios y cómo éstos pueden ser distribuidos.
Las megatendencias
Cuando ya hablamos de una megatendencia, nos referimos a conceptos amplios y que se encuentran bastantes extendidos de manera global, lo que los hace especialmente relevantes como indicadores de la dirección que pudiesen tomar las cosas a futuro. A nivel de inversiones, también nos encontramos con estas fuerzas, las que plantean desafíos, y que, por ende, también pueden ofrecer interesantes oportunidades.
¿De qué hablamos cuando pensamos en megatendencias?
Dentro de estas verdaderas fuerzas trasformadoras se encuentran:
- Cambio demográfico: el envejecimiento de la población producto tanto de un descenso en la tasa de natalidad como un incremento en las expectativas de vida de las personas. Esto ha generado impacto en el mundo de la salud, con una necesidad creciente de desarrollo tanto de infraestructuras, como de profesionales y de medicamentos.
- Avance tecnológico: el desarrollo tecnológico como fuente constante de progreso, donde conceptos como la robótica e inteligencia artificial se han ido extendiendo con velocidad, teniendo el potencial de cambiar no solo la capacidad productiva de las economías sino la forma misma en que vivimos.
- Desarrollo sustentable y sostenible: si bien la economía misma es la ciencia que busca la mejor manera de solucionar el problema de cómo cubrir necesidades (en teoría infinitas) con recursos siempre escasos, el mundo ha ido tomando cada vez más consciencia de la importancia de no comprometer el acceso a recursos para las generaciones futuras, haciendo de esto un asunto de especial relevancia.
- Preocupación por los efectos del cambio climático: este tema se ha ido instalando dentro de las mayores preocupaciones a nivel global, dados los alcances que esto pudiera tener para el futuro del planeta y quiénes lo habitan, pasando por consecuencias como la extinción de especies o la desertificación de territorios.
¿Se puede invertir con orientaciones de este tipo y, sobre todo, tiene sentido hacerlo?
La industria financiera también se ha visto permeada por estas megatendencias. Es así como poco a poco, instrumentos financieros como fondos mutuos han ido incluyendo dentro de sus políticas de inversión la adopción de ciertos criterios de sostenibilidad, medio ambiente y gobiernos corporativos. Algunos van incluso más lejos, haciendo del objetivo mismo del instrumento, la inversión en megatendencias específicas. Es así como se puede invertir en instrumentos relacionados a la salud asociados a la megatendencia de cambio demográfico; ligados al sector tecnológico; enfocados en empresas sustentables; o con criterios amigables con el medio ambiente.
Existe entonces la posibilidad de inversión en este tipo de instrumentos, pero ¿tendrá sentido con criterios de maximización de beneficio?, la respuesta es sí. Este tipo de instrumentos no solo pueden ser una alternativa de inversión para quienes tengan una determinada preferencia, o deseen estar expuestos a este tipo de compañías por razones personales, ya que los resultados en términos de retornos también los avalan como buenas alternativas de inversión por su favorable relación riesgo retorno, entendiéndolo, por cierto, como algo un poco más específico. Adicionalmente, invertir en algo relacionado a Megatendencias es también apostar al futuro, a instrumentos que cuentan con fundamentos de inversión con una mirada hacia lo que viene.
La inversión en megatendencias es algo que ha llegado para quedarse y que presenta interesantes oportunidades, constituyéndose en alternativas dignas de atención y que merecen ser exploradas. Para adentrarse en este mundo, es recomendable contar con la asesoría de expertos, de modo de lograr conjugar tanto intereses, como objetivos y perfil de riesgo, conceptos básicos a la hora de establecer una cartera de inversiones apropiada.